La vegetariana, Han Kang

Decía Rachel Cusk en El País que las mujeres estamos repletas de pensamientos y palabras masculinos, que hay que regresar a un estado primitivo para encontrar una realidad femenina. De esto, básicamente, va La vegetariana. 

La novela ni siquiera tiene que ver con ningún aspecto directamente relacionado con el hecho de ser mujer, simplemente la protagonista desea dejar de comer animales, pero lo que obtiene como respuesta es el despliegue del catálogo completo de las violencias ejercidas a las mujeres. Frente a ella vemos a su hermana, complaciente y empática por naturaleza. Su marido dice de ella: "La paciencia y la buena voluntad de su mujer lo asfixiaban y lo convertían en una persona peor de lo que era realmente".

Estas palabras resonaron en mí mientras leía a Han Kang, sabía que estaban en uno de los cuatro libros que tengo de Rachel Cusk y sí, ahí estaban:

"Tony me ha enseñado que mi costumbre de querer agradar a la gente diciendo que las cosas son mejor de lo que son solamente genera decepción, para mí más que para nadie. Es una forma de control, como lo es la generosidad en gran medida".

Bang.

Pensando en lo que pienso desde hace meses y meses, luchando por superar (si es que es posible) el imperativo biológico/sentimental y la intoxicación emocional/cultural, creo que esta complacencia, empatía, voluntad de conciliar y necesidad de ser buenas y agradables no es más que violencia. El único tipo de violencia que se nos ha permitido a las mujeres desde casi siempre. Nuestro único ámbito de acción y ejercicio del poder ha sido la amabilidad.

El personaje de Yeonghye, la vegetariana, renuncia a la amabilidad para ejercer su derecho a ser libre de comer lo que desee. Rachel Cusk, en todos sus libros, arma un ligero tapiz argumental para reflexionar de forma honesta sobre la libertad de las mujeres en relación con la ilusa creencia en una idea de progreso emocional basada en la vida de pareja y la maternidad.

Yo, mientras tanto, las leo. Tropiezo y caigo, pero vuelvo a levantarme y vuelvo a leerlas. Jane Smiley, Chris Kraus, Alana S. Portero, Elena Ferrante, Rachel Cusk, Gabriela Cabezón Cámara, Siri Hustvedt... a todas vosotras, me encomiendo.



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