Nuestra parte de noche, Mariana Enríquez
Hace semanas que leí Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez. He estado pensando mucho en qué escribir sobre ella y no se me ocurre nada que pueda ni siquiera acercarse a lo que es la novela. Solo sé que me recuerda mucho el verso de una canción de Jero Romero que dice “no puedo dar luz sin dar sombra”.
Nuestra parte de noche habla de
todas esas sombras que forman parte de nosotros y a las que abrazamos y
rechazamos alternativa y simultáneamente a lo largo de nuestra vida. Por
supuesto, la novela es muchísimo más. Rebosa esa fantasía increíble de algunas
narrativas hispanoamericanas, lo que la hace absolutamente arrebatadora. Hay
terror mágico, existencial y político, pero sobre todo hay arrebato y descenso
a los infiernos del ser humano. A mí, me basta.
Al igual que la mayoría de los personajes de Nuestra
parte de noche, luchamos contra fuerzas oscuras que hacen tambalear nuestras
identidades. Y digo oscuras no por desconocidas, sino por inexorables. Y esa
inexorabilidad es lo que conforma la paradoja de nuestra existencia: probablemente
podemos dar una explicación racional a casi todos nuestros comportamientos y
sentimientos, sin embargo, esto no nos sirve para nada.
Me toca despedirme de parte de mi identidad. A veces no me acuerdo de en qué consistía. Otras veces la siento con nitidez, sabiendo que son las últimas veces que me siento así. Sé racionalmente por qué me sucede esto.
No me sirve para nada.
Comentarios
Publicar un comentario