Hamnet, Maggie O´Farrell

O Hamlet.

"En la década de 1580, una pareja que vivía en Henley Street (Stratford) tuvo tres hijos: Susanna, Hamnet y Judith, que eran gemelos. Hamnet, el niño, murió en 1596 a los once años. Cuatro años más tarde su padre escribió una obra de teatro titulada Hamlet".

Hace poco leí en algún sitio que Spielberg rodó E.T. para contar el divorcio de sus padres. La idea me enterneció porque siempre pensé que la soledad y la tristeza de Eliot (y la de su madre) eran los verdaderos extraterrestres de la película. 

Creo que O´Farrell, como Spielberg, ha escrito una historia para hospedar en ella el relato de la muerte de un ser querido. No he rastreado su biografía ni falta que hace para saber que nadie cuenta la muerte como ella la cuenta si no se ha vivido. La increíble lucha del cuerpo intentando vencer a la muerte. El tacto que intenta retener las últimas respiraciones y latidos. El amor para amortajar, para besar con devoción el cuerpo muerto del ser querido. La prórroga no concedida a las despedidas. Las imágenes que nos transformarán para siempre como un sello o un emblema, el único idioma de lo inefable.

La novela es una versión de la vida privada de Shakespeare y de su familia. Una versión muy libre en la que no interesa la parte de la gloria y la fama y sí la parte de la piel y de la sangre. Es una maravilla. Un artefacto sobre la intimidad precioso, emocionante, delicado.

Sobre el difícil equilibrio que establecemos entre lo cotidiano y lo trascendental en la vida diaria a través de los relatos que nos contamos y sus alegorías.


(También leí Fortuna, de Hernán Díaz, pero me aburrió bastante)


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