A contraluz, Tránsito y Prestigio, Rachel Cusk

No puedo decir que Rachel Cusk no sea una gran escritora. Lo es.

Sus novelas están llenas de intimidad, conversación y de lo que debería ser la vida con un amigo de los de verdad a tu lado.

Toda la trilogía es una especie de ensayo conversacional en el que no hay historia ni personajes. La protagonista escritora transita por escenarios literarios donde mantiene conversaciones con quienes se va encontrando sobre el dolor del divorcio, la vulnerabilidad de las mujeres tras la ruptura del matrimonio y la gestión de la culpa en la crianza de los hijos. 

No hay juicios, no hay valoraciones, las conversaciones se suceden como una especie tableaux emocionales cuya suma crea un flujo de conciencia. Es brillante, es verdad, aunque yo echo de menos el pulso narrativo y la sensación de enamorarme del personaje con el que establecer un diálogo o puzzle mental.

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