Feria, Ana Iris Simón

Al comenzar Feria, me resultó difícil contener el impulso de echar un vistazo a lo que se comentaba por ahí en Internet. Preferí, como siempre, leer sin estar condicionada por las opiniones de otros.

Cuando lo terminé el domingo, estuve un buen rato leyendo artículos de gente de la que me fío (Tongoy, Malherido, etc.) y también de otra de la que me fío menos. La cantidad de memeces que se han dicho en torno a esta novela es notable, aunque no sorprendente. 

Es verdad que puede que yo esté desfasada y no entienda todas las tendencias estéticas actuales, porque al hilo de la novela hablaban de una corriente en la cultura contemporánea de recuperación del folclorismo español y/o reivindicación de nuestros orígenes de pobres de solemnidad o directamente quinquilleros. Que si Rosalía y eso. Quizás yo ya esté vieja y no me entere de estas cosas, no lo niego.

Aluden, por otra parte, a novelas que se están publicando en esta digamos temática: Tierra de Mujeres de María Sánchez, Panza de Burro de Andrea Abreu. No las he leído. Sinceramente, me cansé de leer todo lo recomendado por los buenos recomendadores para estar al día de una supuesta actualidad literaria de calidad. Supuesta la calidad, claro. Hablo de los Antonio J. Rodríguez, Belén Gopegui, José Ovejero, Milena Busquets, etc.

Yo no sé si Feria es mejor o peor que las novelas de María Sánchez o Andrea Abreu. Tampoco me interesa la parte por la que Feria se ha convertido en arma arrojadiza de los partidos políticos de este país: que si Ana Iris Simón es una roja, que si es una fascista. 

En realidad sé muy pocas cosas, pero entre esas pocas creo que sé distinguir cuando un libro es bueno de verdad. Y Feria lo es.

Feria transita por el caos de los imaginarios literarios, por el no-discurso, por la contradicción esencial de todos los (buenos) mitos fundacionales. Feria es literatura pura, narración pura, é(p/t)ica pura. Su vuelta a "los orígenes" no es kistch, no es moda, sino que responde a la construcción literaria de la identidad basada en la experiencia. Y lo más importante: esta experiencia es relato puro y duro, un contar historias para dejar el legado de contar historias que nos construyen y vuelta a empezar.

Bravo por Feria.


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