15 de Julio, de madrugada


Con ese lloro de García Madero comenzó de verdad mi aventura con Bolaño. 
Quién no ha llorado así, con el miedo de lo irremediable: la despedida definitiva de todo aquello que nos enseñaron y que se abandona para ser lo que uno siempre fue, a veces sin saberlo. Da igual que sea un viaje en un Impala por una Latinoamérica devastada o un viaje al fin de la noche de uno mismo. Cuando lloras así es porque sabes que solo hay dos opciones: irse o quedarse entre los muertos.

Ese rito de iniciación es un camino que se inicia para no volver la vista atrás. O para volver la vista atrás y ver reverberar con perspectiva de calor alucinado todo aquello que una vez nos pareció el mundo entero.

Tal día como hoy murió Roberto Bolaño, en una noche insoportable en Barcelona. Tenía 50 años, yo pronto cumplo 49.

Me hubiera encantando ver el final, no quedarme en el vivieron felices y comieron perdices: Los Detectives, 2666. Me hubiera gustado ver cómo Bolaño envejecía y encajaba la vida, si callaba o si seguía teniendo qué decir. 

Hubiera dado mi hígado por ello.


Banda Sonora: Turnedo, Iván Ferreiro

Comentarios

Flag Counter

Entradas populares