La tragedia. El monstruo.

No me gusta leer las solapas de los libros en las que siempre se revela más información de la conveniente.
No me gusta saber nada de los autores, ni de sus obras anteriores. Nada.
Me gusta enfrentarme al texto con la mente desnuda y qué sólo interfiera mi propio bagaje lector.

Cuando he llegado a esta página, DOS, sabía que la tragedia me esperaba en la página siguiente, y no porque hubiera leído la contraportada. Lo sabía porque una vez yo también me despedí de alguien a quien quería del mismo modo que se despide el protagonista de alguien a quien ama.
Y quienes amamos, murieron.
Hacía años que no lloraba tanto con un libro.

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