La ternura y la identidad: Plataforma, Michel Houellebecq y Todo Cuanto Amé, Siri Hustvedt.

Entre estos dos libros y estos dos autores no es que haya muchas similitudes que digamos. Siri Hustvedt vuelve en esta novela a los interrogantes sobre la identidad, mientras que Houellebecq ya no se pregunta casi nada, ya no aspira a comprender casi nada.
Es significativo que Siri Hustvedt diga en su ensayo La mujer temblorosa o historia de mis nervios que hay parcelas de su personalidad en las que le da miedo ahondar, profundizar porque, según sus propias palabras, abrir su mente por completo le da pavor. Por eso no es de extrañar que en las dos novelas que he leído este mes el arte, tema vertebrador, sea una simbolización de la interioridad, de la identidad.
De un modo un tanto fetichista, por cierto. No me parece casual que las obras de los artistas que aparecen en sus novelas sean bombas semánticas en las cuales el proceso de adquisición de los signos que nos permiten descifrar el significado es tan importante como el significado mismo. Me explico.
Siri Hustvedt es consciente de las carencias de las superficies simbólicas: las fotos del novio de Miranda, los inquietantes muñecos de Lisa, las cajas de Bill… Todas son obras de arte y todas son ejemplos de cómo intentamos y necesitamos construir una sintaxis interior que nos explique, que de coherencia a nuestros actos y a nuestros pensamientos. De hecho dice en un momento de la novela:
“Lo que a los cuarenta años nos parece vital bien puede haber perdido su importancia a los setenta. Al fin y al cabo nos inventamos historias a partir del fugaz material sensorial que nos bombardea a cada instante, que no es sino una serie fragmentada de imágenes, conversaciones, aromas y contactos de personas y cosas. La mayor parte de esta información la eliminamos para así vivir en algo parecido al orden, y seguimos barajando una y otra vez nuestros recuerdos hasta que morimos”.
Houellebecq ya no se hace preguntas sobre la identidad. No necesita hacer prefiguraciones intelectuales sobre los conflictos interiores, sobre los misterios del cerebro y la construcción del imaginario sentimental de cada uno. En esta novela, Houellebecq es una especie de buda: mira al mundo con estoicismo y sin rabia, con la indiferencia de quien lo ha visto todo y ya nada le sorprende. Aborrece el mundo en el que vivimos: la estulticia, la vulgaridad, el poder, el capitalismo…
Houellebecq escribe desde hace años sobre el sexo. A nadie le escandaliza eso a estas alturas, digo yo. A nadie se le ocurriría decir que es un misógino, racista, defensor de la prostitución, porque sería una simpleza. Me temo que Houellebecq empieza a creerse sus utopías sexuales y que el sexo puede llegar a liberarnos y transformarnos de verdad. Es tan tierno, tan tan tierno, que ha llegado a la conclusión de que el amor y el sexo son lo único importante en la vida; y de que la única forma de espiritualidad posible tiene mucho que ver con el abandono, liberación de uno mismo, durante la práctica sexual. Dice en un momento de la novela:
“Ahora estoy seguro de que el espíritu no ha nacido, que quiere nacer, y que su nacimiento será difícil, porque la idea que nos hemos hecho de él hasta ahora es insuficiente y nociva”.
Y también:
"Es imposible hacer el amor sin un cierto abandono, sin la aceptación, al menos temporal, de un cierto estado de dependencia y debilidad. La exaltación sentimental y la obsesión sexual tienen el mismo origen, las dos proceden del olvido parcial de uno mismo; no es un terreno en el que podamos realizarnos sin perdernos."
Narrativamente Siri Hustvedt es muy superior, su abigarrado sentimentalismo acaba agarrándote por dentro, sus personajes son impecablemente coherentes. Houellebecq se dispersa en reflexiones repetitivas, como su crítica al Islam, y algunos de sus personajes no se sostienen; pero la desnudez, ingenuidad y la ternura que se desprenden de su desengaño ante el mundo contemporáneo son emociones áridas y tan auténticas...

Comentarios

  1. "...pero la desnudez,ingenuidad y la ternura que se desprenden de su desengaño ante el mundo contemporáneo son emociones áridas y tan auténticas...". Tan exactamente así que pienso plagiartelo cuando proceda... Tan así que me removió todo por dentro...y tuve la necesidad de compartirlo, regalarlo...pero más bien como quien da un relevo que como obsequio. Y dejo el anonimato tras este comentario...

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