Diario del hombre pálido, Juan Gracia Armendáriz.

Hay libros que llegan tarde a nuestras vidas.

Diario del hombre pálido, de Juan Gracia Armendáriz es uno de ellos. Ojalá lo hubiera descubierto en algún momento de los 7 meses que estuvo mi padre hospitalizado. Quizás hubiera sido reconfortante leer que alguien más estaba pasando por algo parecido.

Como Juan, sentí que había dos vidas: la del hospital y la de fuera del hospital. Irremediablemente, la segunda iba extendiendo su influjo sobre la primera.
Todavía no me he recuperado del lastre emocional que dejaron aquellos meses de pasear por pasillos desinfectados, viendo cómo se desmoronaban algunos enfermos y sus familiares, a otros les daban el alta y otros desaparecían en el silencio tácito con el que se obvia la muerte en los hospitales. Viendo a mi madre de duelo por la pérdida de su vida tal y como había sido hasta entonces, como ya nunca volverá a ser.

Aquellos meses fueron un bofetón de humildad del que todavía me esfuerzo por escapar con pequeñas frivolidades.

Me emocionan muchas cosas de este Diario. La primera es el tono honesto, humilde, contenido y hondo con el que se narra la enfermedad. En realidad, no puede narrarse de otra manera. No para el que es enfermo crónico. No hay falsedad, ni impostura, ni melodrama en su diario. Sólo honestidad. Ni siquiera me planteo en qué términos se establece el pacto de ficción en esta narración autobiográfica. Para qué. Yo he vivido la verdad de este Diario. El propio autor nos dice en la página 220: “Escribo con la idea de compartir lo que cuento en estas páginas, y lo hago con el firme propósito de abandonar cualquier asomo de impostura”. 
Otra de las cosas que más me emocionan son las reflexiones literarias del autor. Él busca en la literatura de otros y en la enfermedad esas "perlas brillantes" que hacen soportable la rutina machacona del día a día, pero somos los lectores los que disfrutamos de ellas con su Diario
Como ésta: "quizá la vida nos decepcione, pero es, precisamente, esa decepción el motor de una escritura que no aspira a explicar nada, sino a dar cuenta de algo. Escribir es un acto de afirmación. "

Leer es una afirmación de la vida.

Hay libros que, aunque llegan tarde a nuestras vidas, siempre son siempre bienvenidos.


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