Hermanos Argensola

Yo trabajé en el I.E.S. Hermanos Argensola, en Barbastro, esa ciudad en apariencia Vetusta (sí, con mayúsculas). Me asomaba al Vero desde la calle Hermanos Argensola. Allí conocí brevemente a Almudena Grandes, ese monstruo narrativo (en sentido literal y literario), que devoraba el vino y la comida en el Flor, mientras yo prefería comer un arroz negro con mi amor en la mesa de al lado. Ciertas palabras siempre tendrán una resonancia única: Vero, vino, Pozán, Argensola, Cotiella...

Allí fui muy feliz.

A Luna, cuyos versos siento muy cerca, le han dado el Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola, bravo por la intrépida Luna.

Pronto volveremos al amor del Vero, en octubre. A La Lola, en Buera. Estoy impaciente por ver a Fer y a Dulce (también a Mariano, ja).



Un fragmento del soneto XXIII, de los Argensola. Ah, los clásicos.

"a deseos y penas inmortales

fueron mis pensamientos condenados;

que no todo se vence con paciencia."

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