Querido diario.

Cómo son las cosas... Resulta que yo fui una joven punk sin saberlo. Yo pensaba que había sido heavy e inconformista con este mundo de gilipollas y con todos los pijos a los que les gustaba Mecano y/o los 40 principales.
Pues no. O sí.

Resulta que ahora, veinte años después, lo punk viene a ser la actitud inconformista, la automarginación por "exceso de inteligencia" y lecturas sesudas y el consumo indiscriminado de sexo, drogas y rock and roll y tal.

No voy a desvelar secretos deshonrosos, basten dos anécdotas:
- La foto de mi carpeta del instituto (que me apareció en una limpieza de papeles):

- Una noche cualquiera volví de un concierto que Los Suaves habían dado en Alfaro en un Alfa Romeo (como éste) con dos tipos (uno ya está muerto y el otro tiene sida y le falta poco). El que conducía iba puesto de heroína hasta las cejas y se le ocurrió la brillante idea de conducir sin luces, que molaba más.
Buf.

Yo nunca probé la heroína, pero sí hice muchas de las cosas que cuenta Lesley Arfin en su Querido diario. Creo que el librito es bastante malo, el estilo es pésimo (aburre a las piedras) y estoy de acuerdo en general con la opinión de Diego Rodríguez en su Mandarina Magazine: rezuma moralina barata y lo bizarro o transgresor queda totalmente desvirtuado cuando la protagonista descubre a Dios al final del camino y eso dota de sentido al mundo y ya no le hace falta rebelarse. La madre del cordero. Hace falta ser pava.
Se me ocurren dos cosas:
- La primera: que es una ficción literaria y la autora no tiene mucha idea de lo que habla.
- La segunda: que es verdad lo que cuenta, y entonces la incongruencia es total.
No conozco a NADIE (y conozco a muchos y muchas yonquis y ex-yonquis) que hayan conseguido superar el bachillerato y ya no digo la universidad siendo yonquis. Los heroinómanos que yo conozco están muertos, con sida, en la cárcel, con sida y en la cárcel o se han desenganchado, pero ninguno consiguió llevar a cabo sus estudios. Me resulta bastante inverosímil este punto, la verdad. Yo en mi época más destroy suspendí varias asignaturas, que me costó recuperar.
Me he aburrido bastante, sobre todo con el discurso apologético de las drogas, que es ya muy cansino, sobre todo ahora que se droga todo el mundo, y detrás de eso... pues ya no hay dónde rascar literariamente hablando.

Comentarios

  1. Soberbia crítica de la que tomo nota, tu juventud dista de ser propia de la "generación perdida", por mucho que, a simple vista, quizá lo parezca.

    Tu carpeta debería estar en un museo.

    Saludos,

    VD

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