La delicadeza
Después de ver anoche La Delicadeza me lanzo con Foenkinos.
Qué mayor transgresión que la de ser un sueco troglodita por delicado, considerado y educado.
Qué delicia la de los tiempos largos, la del sentido del humor y la de la empatía.
Qué excitante la posibilidad de que se haga realidad lo que pensamos imposible: curar el dolor de alguien sin interferir con nuestro ego demandante.
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