La mujer de sombra, de Luisgé Martín.
La mujer de sombra está escrita en un tono contenido y
cuidado. Parece que el autor haya medido el alcance de cada frase, hasta el
punto de que su prosa alcanza un ritmo poético intenso. De hecho, muchos
capítulos o secciones de la novela acaban en series trimembres, al parecer muy
del gusto del autor.
Para algunos es el tipo de historia que nunca les
interesará; les resultará alambicada, farragosa y novelesca pese estilo
depurado con el que se narra. A otros,
la historia nos hará contener el aliento, asomarnos a cada nueva página con una
sensación de vértigo. El verdadero vértigo del que siente miedo y atracción por
el vacío a partes iguales.
Poco más puedo decir, porque decir más supondría hablar de una intimidad sobre mí misma que
todavía no alcanzo a comprender. Sospecho que a cada uno de los lectores del
segundo tipo les pasará lo mismo.
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