Roberto Bolaño, el último salvaje.

Ya desde la lectura de las primeras 80 páginas de Los detectives salvajes un montón de reflexiones comenzaron a bullir en mi cabeza.

De Bolaño había oído de todo: que decepcionaba, que no era para tanto, que era maravilloso, que era un clásico contemporáneo, que suponía la superación de cierta narrativa americana anclada en los parámetros Borges-Cortázar-Márquez-Llosa y sus múltiples discípulos, etc.

Cuando me quedaban 70 páginas para terminar la novela comencé a pensar qué escribiría de Bolaño en el blog. Me había atrapado por completo, pero no sabía ni por dónde comenzar a ordenar el caudal de sensaciones y emociones que me estaba produciendo la lectura. Me puse a buscar en Internet qué se opinaba y no encontré nada digno de mención. Todas las páginas que encontraba eran meramente descriptivas: se limitaban a presentar la estructura argumental de la novela y, como mucho, presentaban las referencias biográficas que se podían rastrear. (Por ejemplo, aquí)

No me extrañó. Yo misma me daba cuenta de la naturaleza escurridiza de Bolaño, del sujeto Bolaño eternamente postergado en su ficción, diluido en la 3ª persona, en el perspectivismo y en una trama absolutamente barroca y delirante.

Sin embargo, cuando acabé la novela me di cuenta de que lo que tanto me chocaba de la novela es que lo que allí se contaba era verdad. Y no sólo que era verdad, sino que empezaban a aparecer en la web estudios que arrojaban algo de luz sobre el asunto, sobre la naturaleza de esa verdad (sin duda el que más me ha gustado es éste: http://cuartoderevelado.cl/ensayo_03_bobadilla_moralejas.htm de donde he sacado las fotos, la cita y algún extracto).

La filosofía de la vida en Los detectives salvajes no es rupturista ni novedosa respecto a otras tradiciones literarias o de pensamiento. Hunde sus raíces en el Romanticismo, en la Vanguardia de los primeros años del siglo XX y en el concepto de héroe homérico: esos héroes henchidos de vida, esos héroes a medio camino entre los dioses y los hombres.

A medio camino porque cuando comienzan su periplo vital, intentan trascender la realidad, subvertirla [1], y en esa voluntad de trascendencia se encuentra su cercanía a la divinidad.





El héroe romántico, homérico, es aquel que se atreve a desafiar sus limitaciones y/o escoge el camino de la aniquilación. El peso de la tradición literaria del siglo XX (Vanguardia y Posmodernismo) termina de perfilar al héroe bolañiano: la dimensión trágica del héroe homérico desaparece mediante la defenestración de todos los mitos literarios y vitales a través del  humor iconoclasta y del perspectivismo.
Los detectives salvajes son detectives ontológicos (el concepto no es mío). Y son detectives ontológicos salvajes, quizás los últimos capaces de vivir la vida salvajemente hasta la destrucción:

"Había ido a ver “El Último Salvaje” y al salir del cine
no tenía adónde ir. De alguna manera yo era
el personaje de la película y mi motocicleta negra me conducía
directamente hacia la destrucción. No más lunas rielando
sobre las vitrinas, no más camiones de basura, no más
desaparecidos. Había visto a la muerte copular con el sueño
y ahora estaba seco."
Roberto Bolaño, La universidad desconocida, 2007.

La actitud vital de Bolaño de la cita de 1976 frente a la de este poema revela el sentido de Los detectives salvajes. Quizás este post debería convertirse en algo más extenso, en un trabajo a fondo sobre ese detective ontológico que fue Roberto Bolaño.


"Nous savons donner notre vie tout entière tous les jours"
“Nosotros sabemos dar nuestra vida entera todos los días”
Rimbaud




[1] "Ahora que si por panorama general entendemos un movimiento al menos estéticamente al margen del aparato oficial o un subpanorama ética y estéticamente al margen, un estado de ánimo común a muchos jóvenes, una interpretación transformadora (y esto es más contradictorio que el diablo) de una realidad cotidiana sangrienta, en donde es imposible verdaderamente crear sin subvertir, en donde es imposible subvertir sin ser apaleado, en donde es imposible ser apaleado sin adoptar, por el momento aunque sólo sea visceralmente, posturas de rechazo total a situaciones culturales burguesas (y cualquier postura de rechazo total significa comenzar a experimentar y pensar nuevas formas de acción, a intuir nuevas sensaciones), el panorama general se me presenta como el segundo cartucho de dinamita de la poesía latinoamericana en lo que va de este siglo".
Roberto Bolaño, La nueva poesía latinoamericana (enero-1976).

Comentarios

  1. Genial comentario, yo lo leí hace poco, y tuve sensaciones parecidas...

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  2. Gracias por tu comentario, Lisa. En realidad este post no me gusta mucho: mis lecturas y mi criterio sobre Bolaño ha crecido mucho desde que lo escribí. Pero gracias por el detalle de comentar.
    Un saludo :9.

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